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Lo cierto es que solemos asociar la figura del ‘emprendedor’ al freelance que comienza con muchísimo esfuerzo su negocio, actividad empresarial o aventura emprendedora. O sea, el autónomo de toda la vida para muchos.
Pero si vamos realmente a la esencia de lo que es emprender y, por lo tanto, a las características psicosociales de lo que es un emprendedor, solo uno de los puntos indica que debe de ser el que inicie su propio negocio. No obstante, hemos extendido en los últimos años la idea de que emprendedor es sinónimo de creador de su propio negocio o actividad y eso es sólo una simplificación del perfil y las competencias de un emprendedor.
El emprendedor también es aquel que se preocupa porque su actividad sea esencial para su cliente, que éste se encuentre en todo momento cubierto en sus necesidades, que es minucioso y meticuloso en lo que hace incluso aislándose de su entorno para conseguir el objetivo marcado, con espíritu innovador…. Lo que debemos diferenciar es lo que personalmente es un emprendedor como lo hemos identificado hoy en día y lo que es el espíritu emprendedor, como aquellas peculiaridades en su forma de trabajar o de pensar que tiene una persona de tales características.
Si atendemos a lo segundo ¿por qué no va a haber emprendedores que estén en nóminas de las empresas? ¿acaso no podríamos decir que los miembros de los departamentos de I+D+i de las empresas tienen un gran componente emprendedor? ¿por qué un emprendedor no tiene que tener nómina? Pongamos como ejemplo a Albert Einstein, una persona de inquietud emprendedora: ¿no sabíais que mientras descubría tenía un trabajo de funcionario? (cuando era un joven físico desconocido, empleado en la Oficina de Patentes de Berna, publicó su teoría de la relatividad especial).
La inquietud que presenta en su personalidad un emprendedor, la forma de enfocar las cosas, la forma de actuar y pensar, no son exclusivas de los freelance, también las podemos encontrar en trabajadores por cuenta ajena.
La gran diferencia en ambos casos radica en el grado de compromiso que se tenga con el proyecto que se desarrolla ya que, cuando uno es freelance, no solo es un trabajo, es una vida completa lo que gira en su actividad; mientras que cuando estás en nómina con una empresa, el compromiso se ubica dentro de un puesto de trabajo, un sueldo y unos deberes y obligaciones, pero no es la vida entera la que gira entorno a lo que se hace.
Por eso, aunque para muchos no sea posible, sí que podemos decir que hay emprendedores dentro de las empresas, y es este colectivo humano al que el departamento de RRHH de las organizaciones tiene que encontrar, proteger y mimar, ya que es el verdadero talento de las organizaciones y que, en este país por desgracia, siempre ha estado minusvalorado. Y es que los empresarios que tenemos han preferido empleados no creativos pero que sean dóciles y obedientes a empleados con iniciativa y emprendedores que, en algún momento, puedan llevar la contraria a los jefes.
¿Cómo fomentar la cultura emprendedora dentro de nuestras empresas y empleados?
Motivación, asertividad, empatía, escuchar (no oir) lo que tengan que decir, hacerles partícipes del éxito de su empresa, valorar lo bien hecho… todo aquello que, en definitiva, debería de ser lo habitual pero que, por desgracia, tienen muy olvidado los jefes de las empresas en este país.
Jose Luis del Campo Villares es Facilitador, Formador, Coach. Se preocupa de las personas y su vida dentro de las organizaciones; por eso es Consultor en Social Media y CEO de Socialmedia Network. Además de varias colaboraciones, escribe en su propio blog, que desde Zyncro os recomendamos.
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